lunes, 25 de enero de 2010

“El doctor Seráfico”

San Buenaventura (1217 - 1274)

Itinerario de la mente (o alma) hacia Dios

Cardenal, general de la orden Franciscana y Doctor de la Iglesia. Nace en Bagnoregio, en la región Toscana, con el nombre de Juan Fidanza, después se le daría el nombre de Buenaventura, porque su maestro de la Universidad de Paris, el ingles Alejandro de Hales, lo definió como “un hombre que parecía no haber sido afectado por el pecado de Adán”, otro motivo del nombre, señala que se enfermó de pequeño, su mamá lo llevó ante San Francisco de Asís y éste exclamo ¡Buena Ventura!, que significa Buena suerte [1] ; tiempo después se le atribuye el sobrenombre de “Doctor Seráfico”, por sus escritos caracterizados por una gran Fe y amor a Jesucristo.[2]

“Itinerario de la mente a Dios”, es una obra escrita por San Buenaventura, donde en VII capítulos, expone cual debe ser el camino que debemos recorrer para llegar a Dios, al Bien Supremo, a aquel que es el que Es; pero además de marcar un camino (itinerario), expone de manera muy minuciosa todos aquellos elementos que intervienen y hacen posible avanzar y realizar este itinerario. Nosotros seres humanos por género, estamos a un nivel diferente al resto de las creaturas debido a ciertas facultades que poseemos (por gracia de Dios), por medio de las cuales se nos será posible emprender éste camino de ascenso al Sumo bien, a Dios.

San Buenaventura expondrá su pensamiento tomando como base y cimiento de sus argumentos, citas de las Sagradas Escrituras, por esto es necesario tomarlas en cuenta y conocerlas. Los capítulos que conforman esta obra son:

Cap. I: Grados de la Subida a Dios y especulación de Dios por sus vestigios. La felicidad es fruición del Sumo Bien, el Sumo Bien esta sobre nosotros, de manera que, si queremos alcanzarla debemos subir y estar sobre nosotros, cosa que no podemos hacer por nuestras propias capacidades, sino que lograremos esta elevación con ayuda de una fuerza superior, el motor que hará posible esta dinámica es la Oración, sólo por ella somos Iluminados para poder conocer los grados de que conforman el Itinerario a Dios. Son seis grados principales: el sentido y la imaginación; la razón y el entendimiento, la inteligencia y la sindéresis. El 6 como numero simbólico, porque Dios realiza su acción creadora en 6 días; Jesús, después de 6 días lleva a sus discípulos al y se transfigura (Mt 17,1). El recorrido será una caminata de 3 jornadas, dichas jornadas son de igual modo simbólicas, quieren representar la triple existencia de las cosas: materia, inteligencia y el arte eterna.

Cap. II: especulación de Dios en los vestigios que hay de Él en este mundo sensible. Las cosas creadas por Dios, que participan de este mundo sensible, participan de modos específicos, algunas son infalibles, indelebles, incoartables, indivisibles… pero como dice San Agustín, no podemos juzgar las cosas por si mismas, sino que a luz de Aquello que las ha creado, además, las características antes mencionadas dan una razón de cómo puede ser Aquel, su autor. Así pues, porque todas las cosas fueron creadas por Dios, estas son un medio útil para llegar o acercarnos a Él.

Cap. III: especulación de Dios por su imagen impresa en las potencias naturales. Cuando exponemos o presentamos una cosa, lo hacemos por medio de las definiciones, las cuales están formadas por términos más generales que la primera y a la vez, también estas tienen términos más generales, así hasta llegar a los términos Supremos, donde Aquel no tiene términos superiores a Él para definirse. Nuestra mente no esta capacitada para ver esa verdad absoluta, sino que debe ser iluminada por Dios con aquella luz que alumbra a todo hombre que viene a este mundo… luz verdadera y el Verbo que en el principio estaba en Dios. (Jn. 1,1.9). La virtud electiva se apoya en el Consejo, en el Juicio y en el deseo.

Cap. V: especulación de la unidad de Dios por su nombre primario, que es el ser. Hay diversos modos de contemplar a Dios: fuera de nosotros, por los vestigios; dentro, por su imagen y sobre, por la luz impresa en nuestra mente. Pues bien, esta la propuesta de dos nombres de Dios, de lo cual uno será el Primario: el nombre de Ser: del A.T, revelado a Moisés – “Yo soy el que Soy” -; y el de Bien, del N.T. revelado por Jesús - “Nadie es bueno… sino sólo Dios”- .

Cap. VI: especulación de la beatísima trinidad en su nombre que es el Bien. Siguiendo la cuestión de cual será el nombre de Dios, tomando las dos propuestas anteriores, en este capítulo se marca la importancia de que Dios puede ser el Bien, porque el bien es el principal fundamento de la emanación. Por esta actividad es que se da una estrecha relación de Dios Trino y Uno, puesto que ninguno es mayor que el Otro; gracias a que existe una difusión o comunicación perfecta en cada uno de Ellos, se pude dar la difusión plena por medio de los Tres, que son Uno. Ante la contemplación de este misterio existe el riego de creer, que todo se ha comprendido, cuando en realidad estamos intentando acercarnos a Aquel que es Incomprensible. Debemos admirarnos pues de las maravillas que Dios realiza, sobre todo el gran acto de Dios en la persona de Cristo que sume una condición inferior y una dualidad en naturaleza. Así al llegar al 6° grado de este recorrido, nos resta pasar al 7°, que como Dios en la creación descansó, así descansará la mente humana, fatigada de este itinerario.

Cap. VII: exceso mental y místico, en el que se da des canso al entendimiento, traspasándose el afecto totalmente a Dios a causa del exceso. Habiendo hecho este recorrido, habiendo contemplado a Dios en los diversos modos, es necesario abandonar todo ejercicio intelectual, abriendo paso, a modo de coronamiento de este itinerario, a los afectos que hacen que todo fluya a Dios y todo se vuelva uno con Él. Para esto debemos de hacer un transito necesario, que es Morir, porque son claras las palabras del Señor: No me verá hombre alguno sin morir (Ex 33,20).



[1] http://www.churchforum.org/santoral/Julio/1507.htm, consultada el 23 de enero de 2010.

[2] www.franciscanos.org/santoral/buenaventura.html, consultada el 23 de enero de 2010.

martes, 19 de enero de 2010

PEDRO ABELARDO

PEDRO ABELARDO

(1079 – 1142)

Se puede considerar a Abelardo, como uno de los primeros filósofos Medievales que van a dar origen a la Escolástica, él era un hombre enérgico y luchador, con altura intelectual, es el más brillante maestro de Teología y Filosofía. Sus adversarios fueron muchos y muy cualificados, entre ellos, Bernardo de Claraval es algo así como su perseguidor intelectual de oficio. Es uno de los destacados representantes del humanismo del s. XII.

La filosofía de Abelardo va ser una respuesta al problema de los Universales que surgen a consecuencia del realismo exagerado (existe la res <>) y el anti-realismo (no existe como cosa). En las glosas Logica Ingredientibus y Logica nostrorum petitioni sociorum, son la explicación que el maestro hace de la obra de Porfirio isagoge (introducción) a las categorías de Aristóteles (traducción de Boecio).

Boecío, a quien va interpretar Pedro Abelardo, distingue tres especies de filosofía:

1. La Especulativa que estudia la naturaleza de las cosas

2. La moral que considera la bondad de los actos humanos

3. La racional que trata de la argumentación, ya la que los griegos denominan lógica

Esta última según atestigua Boecío, algunos la separaban de la filolsofía y la llamaban, no parte, sino instrumento de la filosofía, porque las demás se mueven en ella, al hacer uso de sus argumentos para probar sus propias cuestiones.

Así, plantea un a cuestión de la filosofía natural o moral, los argumentos se toman de la lógica. Boecío dice: que no hay ninguna dificultad en que una misma cosa ser instrumento y parte de la otra, como lo es la mano respecto del cuerpo.

Hay tres cuestiones, es decir de Boecío, recónditas y ultimísimas y tocadas por no pocos filósofos, pero por poco resueltas, y esto es lo que va tratar de responder el maestro Abelardo:

1. Si los géneros y las especies subsisten, o están sólo en las mentes, etc; como si dijese: si están verdaderamente, o consisten sólo en que se piensan en ellas.

2. Caso que se condena que verdaderamente existen, si son esencias, corpóreas o incorpóreas.

3. Si están separadas de las cosas sensibles o residen en ellas.

Boecío expone al lector, que el no es capaz de responder a las cuestiones y después agrega que para responderlas necesita de mayor estudio ya que esto es altísimo, pero el autor si lo puede responder.

Boecío recuerda que:

· Aristóteles pensaba que los géneros y especies subsisten tan sólo en los seres sensibles, y que formaban un concepto de ellos fuera (en la mente).

· Y que Platón, opinaba que sólo se les pensaba fuera de las cosas sensibles, sino que también existían fuera de ellas.

Y como trata que los géneros y las especies son universales, en los cuales toca de una manera general las propiedades de los universales. Distingamos ahora de manera general las propiedades de los universales, contrastándolas con los singulares, y tratemos de ver si esas propiedades competen sólo a los hombres o también a las cosas.

Aristóteles define a los universales como PERIERMENEIAS: lo que tiene aptitud para ser predicado de muchos; y Porfirio al singular, o sea al individuo: lo que se predica de uno solo.

Con todo lo expuesto anteriormente, nos referimos ahora a Abelardo dando una repuesta : los individuos no tienen la misma esencia, tampoco es deferente y es la base real de los universales. “Los universales no son cosas sino palabras (verba), distinguir su entidad física (emisión de voz) y el significado (vox significativa)”.

Los universales no son ni cosas, ni meras palabras, sino que son nombres, voces significativas, predicaciones, es la palabra en cuanto tiene un significado convencional, pero válido y legítimo. Es universal aquel vocablo que puede ser predicado, en fuerza de su institución, de muchos singularmente, es un estado un modo de ser designado por un verbo.

“El universal es palabra con la que designamos la imagen común (imaginación) y confusa extraída por el entendimiento de una pluralidad de individuos semejantes y que se hallan en in mismo estado o modo de ser.”

Abelardo concluye al final de sus lógicas con el tratado sobre los cuerpos, la cual doy a relucir dos ideas principales; hay que tener por concepto verdadero todo aquel que concibe a una cosa como ella es en si, todo concepto habido por abstracción en algún modo, concibe a la cosa de otro modo de cómo es.

jueves, 14 de enero de 2010

SAN ANSELMO MOLOGIO-PROSLOGIO

San Anselmo de Aosta o de Canterbuy, fue un monje Benedictino de la edad media, el cual se caracterizo sobre todo por sus escritos, de los cuales se dice que fueron muy prolíficos, pero que en la actualidad solo se conservan algunos pocos. Dentro de los escritos que hasta hoy pueden llegara a nuestras manos, de este monje, se encuentran el Mologio y el Proslogio, que son los textos que en esta ocasión me corresponde exponer.


El primer tratado que es el Monologio, según el mismo autor, no es la primera edición, es mas, ni siquiera es el primer nombre que tenia, púes tomando como referencia la introducción del Proslogio, llevaba por titulo Ejemplo de la meditación sobre el fundamento racional de la fe, en el cual según mis conjeturas, San Anselmo intenta manifestar de una manera racional la grandeza de Dios. Durante el transcurso del texto, muy pocas ocasiones se refiere a Dios con este nombre, mas bien lo hace con palabras como la naturaleza suprema, lo mas bondadoso, el ser, entre otras.


La primera afirmación que hace el Santo de Aosta, es que existe un ser absolutamente bueno y soberanamente grande, superior a todo, que es bueno en si mismo y supera a los otros. Conforme avanza el texto dice que todo cuanto existe parece existir en virtud de un mismo ser, una causa única que puede ser llamado: esencia, substancia o naturaleza. Dentro de las naturalezas algo que no se puede negar es que unas son superiores a otras pero la naturaleza de la cual todo parece existir es evidente que sera superior a todo cuanto existe.

Durante el tratado se ofrece un apartado para hablar de la nada, puesto según Anselmo, todo lo que esta hecho a sido hecho de algo, y para ello ofrece tres sentencias de la nada:



Al decir que una cosa esta hecha por nada se quiere decir que no esta creada.

Una cosa esta hecha de la nada; no puede ser por que esa nada seria algo.

Algo a sido hecho de la nada.


La ultima de las sentencias la utiliza en para afirmar que el ser supremo a salido de la nada, e incluso que todo lo que conocemos a sido creado de la nada.


Al momento en que en el Mologio se toca la parte del las expresiones de la substancia misma, se dice que no hay expresión mas grande que el mismo verbo puesto que lo verdadero es absolutamente mejor que lo que no lo es y que en dado caso la ausencia de una cosa puede ser mejor que su presencia, en este caso la ausencia de Dios es mucho mejor que lo que se presenta, aunque parte del ser supremo se presenta en todas las cosas


Él es el único que goza de la presencia simple, perfecta y absoluta ya que no necesita un cuerpo para manifestarse a su creación, lo cual no indica que no goce de sensibilidad, de que sienta,si no todo lo contrario.


Por su parte, el Proslogio que en extensión es mucho mas corto con respecto al anterior texto, debido a que se encuentra fragmentado y solo se conserva una parte de el, goza de una enorme riqueza de la manera en que se puede hacer oración de una forma racional. El significado del titulo es alocución y de la misma manera que el Monologio tubo un primer nombre, que fue:La fe buscando apoyarse en la razón.


En el capitulo segundo, el santo presenta lo que Kant denomino como el argumento ontológico, que a groso modo lo que indica san Anselmo es que el ser mas perfecto que se pueda pensar, debe existir realmente, al pensarlo sin existencia no seria pensarlo como el mas perfecto, es decir todo cuanto sea pensado tiene que provenir de algún lugar, dado que si no fuera así ni siquiera podríamos pensarlo, ya que el único que puede pensar en la nada es el mismo Dios.


Agrandes rasgos presenta en este segundo libro lo mismo que en el primero, pero al hacerlo de una forma del estilo de oración se complica, tanto su interpretación así como identificar lo que verdaderamente quiso decir. Algo que es seguro, es que para San Anselmo el tener fe implicaba necesariamente saber fundamentarla de una manera racional.


martes, 5 de enero de 2010

BOECIO:

CONSOLACIÓN SOBRE LA FILOSOFÍA

En este texto se da una especie de diálogo entre dos personajes: una la filosofía quien es la que consuela a Boecio, preso acusado de practicar magia, y ella es quien le enseña filosofía.

Ella comienza con una búsqueda de cómo consolar su estado de ánimo, y le pregunta si piensa que el mundo está movido por la casualidad temeraria y fortuita o por una dirección racional, a lo que él contesta que es Dios el autor que es él quien rige al mundo, pero de ahí surge otra duda, de qué instrumentos se sirve Dios, a lo que no pudo contestar. De ahí sigue otra pregunta: ¿cuál es el fin de las cosas y qué dirige la tendencia de la naturaleza entera, y de dónde proceden todas las cosas? Él responde que es de Dios.

Con esto es como se da cuenta la filósofa que Boecio ha perdido el conocimiento de lo que es, se da cuenta que está envuelto en una confusión que ocasiona este olvido; de la misma manera es por ello que ignora el fin de las cosas y tiene por poderosos y felices a los perversos y malvados, considerando el vaivén de la fortuna de las personas. Para ello existe una ayuda para la recuperación de su salud la cual es la ordenación divina, pero para ello se requiere de disponibilidad y reconocer el esplendor de la luz verdadera.

Es así que comenzó a hablar con una posición de regocijo de su cuerpo diciendo que todo afán de los mortales tiende a un solo fin: la felicidad, aquel bien con cuya consecución ya no queda más qué desear, o sea que es el sumo bien, que abarca dentro de si a todos los bienes, si le falta algo ya no sería el sumo bien porque queda algo que se puede desear. Es estado perfecto porque se reúnen todos los bienes. Es así como todos los hombres se afanan en conseguir la felicidad, cabe mencionar que por diferentes vías, y que el error puede desorientar esas vías y hace que se busquen falsos bienes.

Unos creen que el bien supremo es no carecer de nada; de acumular riquezas, llegar a la cumbre de los honores, obtener reputación, otros lo ponen en el poderío supremo, en la fama, en hacer su nombre glorioso, miden la eficacia del bien por el gozo y la alegría; ellos son los que piensan que la felicidad es nadar en placeres, acoger por deseo de poderío o placer. El anhelo del espíritu humano es el que reclama su bien propio. Es así que el bien eso tras de lo cual van los mortales, de diferente forma y con la cual se manifiesta la inclinación natural.

Puede existir el bien perfecto y el bien imperfecto pero sólo existe la perfección de la felicidad, hay que reconocer que Dios es y contiene el bien sumo y perfecto, la felicidad reside en Dios Soberano, es el ser más excelente de todos. Nada puede ser superior que Él, que a su principio, pues es Él el principio y por consiguiente es el sumo bien. Se le considera como la felicidad misma.

Para esto se debe tener claro que no puede haber dos bienes sumos distintos entre sí, porque ninguno de los dos sería perfecto, pues a uno le faltaría lo del otro, es por eso que lo que no sea perfecto no es sumo. Se concluye que la felicidad y Dios son el bien sumo. El hombre cuando llega a ser feliz, lo hace consiguiendo la divinidad y así se hace Dios, es así que todo hombre feliz es Dios, pero es bueno aclarar que Dios por naturaleza sólo hay uno, y por participación no impide que haya muchísimos.

De aquí se pasa al deseo de toda cifra y causa, lo cual es el bien, pero debe ser real y no aparentar bien, si no, no parece ser deseado, es por eso que se estima al bien como la cifra, causa y raíz de todos los objetos deseados, y es así que la felicidad es lo único que apetece.

Toda generación de las cosas, evolución, tiene sus causas, su orden y sus formas en la estabilidad de la inteligencia divina, que es quien determina el orden y medida de los acontecimientos; se le llama Providencia si se considera el ser puro de la divina inteligencia, los antiguos le llamaron Destino. La providencia reside en el ser supremo y lo dispone todo, el Destino es la disposición inmanente a las cosas mudables, por medio de la cual la Providencia las conexiona y le da a todo su propio lugar, abarcando todos los seres en su multiplicidad infinita y el Destino les da uno a uno los lugares, formas y tiempos particulares. Una depende de la otra. Es así que Dios por su Providencia, dispone cada uno de los acontecimientos, y por el Destino, distribuye esos acontecimientos que planeó. Por eso Él ve lo que conviene a cada uno y se lo otorga. En este ámbito entra el tema del azar que es un suceso debido a un movimiento fortuito, no es absolutamente nada, sin significado, ya que de la nada, nada sale, no existe el azar; puesto que existe la Providencia pues de ella determina el lugar y el tiempo a cada cosa.

Aquí entra el libre albedrío, como esa capacidad que el hombre tiene de discernir las cosas que se le presentan, distinguir lo que le rechaza o lo que apetece de lo cual es lo que se busca. En este caso existe una contradicción entre la presciencia universal de Dios y la existencia del libre albedrío, ya que si Dios todo lo prevé, debe suceder lo que la providencia ha previsto que será y si esto sucede, ya no habrá libre albedrío. Es así como se llega a la conclusión de que es bueno saber que Dios contempla todos los actos del hombre, con su presencia divina y su mirada presente conoce la cualidad de cada uno recompensando a los buenos y castigando a los malos. Es por ello que hace la invitación de apartarse de los vicios y practicar la virtud, la esperanza, y hacer que las oraciones suban al cielo, y tener como ley suprema la probidad y la honradez, ya que todo cuanto se hace, está bajo la mirada de un juez que todo lo ve.


domingo, 3 de enero de 2010

Escoto Erígena

“O sea si, sí pero no…”

Comienzo la breve exposición de los textos de Juan Escoto Erígena (o Eriugena) proporcionando en pocas palabras algo de información sobre el autor, lo cual nos ayudará a entender los fundamentos de su pensamiento.

Juan Escoto Erigena (810 – 877 d.C.) nace en Irlanda. La obra de Escoto constituye el primer gran ensayo medieval de un sistema filosófico que explique los dogmas teológicos y concuerde con ellos, siendo su base principal los textos del pseudo Dionisio Areopagita que en ese tiempo era San Dionisio… Con esta breve introducción me dispongo a presentarles en pocas palabras el contenido de su obra Periphyseon, sobre la división de la naturaleza que esta dividida en cuatro libros y escrita en forma de diálogo entre un maestro y su alumno.

fusiz, natura o naturaleza se concuerda que es el nombre general para todas las cosas que son y que no son, y desde este punto se comienza a indagar sobre su división donde el maestro ayuda a la poca experiencia del alumno poniéndole como base las cuatro divisiones: la primera es la división en naturaleza que crea y no es creada; la segunda, en la que es creada y crea; la tercera, en la que es creada y no crea; y la cuarta, en la ni crea ni es creada. A la vez, él dice, que en estos cuatro principios hay dos pares de opuestos que los invito a tratar de identificar cuáles son las oposiciones de cada uno…

En el primer principio se refiere fundamentalmente a la naturaleza divina la cual es quien crea todo lo que existe, pero ¿de dónde lo crea?; y no es creado; también aborda el tema de la esencialidad de Dios para introducir el de los nombres divinos ya que ¿cuál es la mejor forma de referirse a Dios?, por ejemplo: ¿cuál expresión se acerca más al concepto de Dios: “Él es verdad” o “Él no es verdad”? ya que una se refiere a términos concebidos desde la mente humana y la otra aunque es una negación reconoce que Dios es incomprensible, negando que se le pueda llamar verdad o que lo sea…

En el segundo y tercer principios se refiere hacia las creaturas, manteniendo la diferencia sútil entre crear y no crear. Las que crean se identifican con las causas primordiales que los griegos las llaman ideas relacionándolas con un progreso racional del pensamiento; y las que no crean participan (se derivan) a partir de una “esencia” superior.

Y por último, el cuarto principio se refiere a la nada, la cual no debemos de entender como materia, ocasión o algo más sino como la privación absoluta de toda esencia.

Y les comparto una frase de la segunda obra de este mismo autor llamada Sobre la predestinación divina que dice: “La verdadera filosofía es la verdadera religión, y, a la inversa, la verdadera religión es la verdadera filosofía”.

Como espero que se hallan dado cuenta, esta breve exposición sobre las obras de Escoto Erígena solo pretenden ser una espinita que los motive a la reflexión sobre los temas que él mismo recoge de la tradición para nutrirlos con su forma de pensar, lo cual pienso que podemos seguir enriqueciendo sin perder las bases de las cuales tomamos el alimento que nos nutre y estamos procesando. Y si pensábamos que conocíamos algo, pues “si, si pero no” ya que todavía hay mucho material de reflexión sin quitar nuestros mérito de lo conocido.