jueves, 2 de septiembre de 2010

René Andrieux

Historia y mundo de los valores.

Ernst Troeltsch da fe a los valores sobrehumanos que muestran el sentido de la vida y la visión viva de las imágenes de la historia. Aunque es menos reconocida por lo mismo de que la fe y la voluntad no es científica, es decir, que no se puede mostrar, que no se mide.

El valor individual, inmanente, de una formación histórica... debe siempre primero medirse en sí mismo, pero también es medido simultáneamente y además en una relación general de valores, aunque esto último no tiene que ser expresado por el historiador1.

Esto es, que cada historia es conocido en su particularidad, o es la mejor manera como tiene que ser conocido, por eso es que tiene valor individual. La historia no se puede generalizar, ya que no puede ser conocido en su totalidad sino que cada una tiene sus consecuencias a su modo, y esto hace que cuando es conocido en sus particularidades pueden ser conocidos en su totalidad.

En el mismo transcurso del tiempo se ha seguido haciendo estudios más profundos y nuevas síntesis, es decir, que se ha ido profundizando más en la propia vida del ser humano, de cada individuo. Esto es lo que dice Troeltsch, que es “la síntesis actual de la cultura, significa que se crea la propia vida nueva, partiendo del más fiel y más exacto conocimiento objetivo de lo ajeno”2, la historia debe tener la claridad de sí misma. En este caso hay una relación entre lo pasado y lo presente, por ello decía que se sigue profundizando el estudio de la vida del hombre antiguo hasta la actualidad.

Hoy el historicismo y el naturalismo se ha dado sentidos muy diferentes que no han ayudado mucho en la construcción de la misma historia, es que el naturalismo se ha llevado a una desolación de la vida, y el historicismo a un escepticismo relativista, esto ha afectado en cuanto que ha relativisado el conocimiento y el sentido histórico. La historia intenta seguir en lo más fiel y descubrir y mostrar la verdad.

“La historia necesita de la filosofía de la historia que con ello logre el valor para una síntesis de la cultura que domine el material histórico, además se va fundamentar en la totalidad individual como unidad básica, es decir, que esta trata con magnitudes compuestas pero a su vez se forma su unidad y totalidad”3.

Todo concepto histórico es una síntesis de condiciones naturales y de sentido de libertad, esto es que la historia es la que ha ido marcando la formación de la humanidad, y cada historiador ha buscado la verdad profunda para revelar esta misma.

Troeltsch define que la historia, “es una corriente de vida continua, pero que se modifica constantemente, en la que se forman permanentemente remolinos sólo pasajeros, que aparentan durabilidad y existencia propia”4. Por eso es importante la filosofía de la historia en este aspecto, aunque en un momento se trató de apartar, se ha dado cuenta de que es necesario para seguir cuestionándose para tener con más claridad los conocimientos.

Cierto que en la edad moderna se ha considerado más la ciencia y que la misma historia, en el sentido de que la ciencia lo prueba todo, por eso mismo que la filosofía se ha alejado un poco, ya que no se ha tomado en cuenta los orígenes o es cuestionamiento de cada particularidad de las cosas.

Ahora lo que busca de nuevo la historia con la filosofía es el devenir de sí y de sus formaciones. La historia está vinculada con la exactitud, objetividad y la investigación, lo que le ayuda a formar sus elementos completos, y su objetivo es alcanzar la comprensión del presente a través del pasado, es decir, que agrupa el material elaborado para su reelaboración ulterior, y destacar las conexiones y plantearse nuevas cuestiones.

Me parece muy interesante lo que Troeltsch nos plantea en esta cuestión de la historia, pero lo que también decía que es algo cuestionante para mí, que la verdadera historia es según la verdad el historiador, es decir, me parece algo contradictorio en cuanto que no hay historia sino, según el historiador la maneje.





Bibliografía:
Ernst Troeltsch, Tareas epistemológicas; en Fritz Wagner, La Ciencia de la Historia, México, UNAM, 1980, 594 pp.
Ernst, Troeltsch, El protestantismo y el mundo moderno, Mexico, FCE, 1983, 108 pp.